Bíblica
  APOCALIPSIS
 


Apocalipsis - Capítulo 1

<<Las cosas que has visto>>

La revelación de Jesucristo / Salutaciones a las siete iglesias / El Hijo del Hombre



Introducción

Prestemos atención a algo que es muy importante, antes de empezar a estudiar este Libro. La clave para entender el Libro de Apocalipsis está en el capítulo primero, versículo 19; veámoslo con mucha atención

(V. 19) La clave y la orden

Debemos entender que la revelación o apocalipsis recibida por Juan para todos los siervos de Dios (1: 1), empieza con la orden que el mismo Cristo le da cuando se le aparece corporalmente y en gloria aquel día del Señor en la isla de Patmos (1: 9, 10), y dice así: (V. 19) << Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas>> : La orden que le da primero de todo, es que ESCRIBA. Juan debía retener toda esa revelación y no perder nada de ella. Pero, escribir, ¿el qué?...

 

<< Escribe las cosas que has visto ...>> : ¿Qué cosas ha visto Juan?, las que acaba de ver o experimentar: La audición de la voz como de trompeta detrás de él (1: 10); lo que le decía esa voz (1: 11); lo que ve cuando se vuelve (1: 12-16).

<< Escribe... las que son ...>> : ¿Qué cosas son, que ha de escribir?: Las dirigidas a las siete iglesias (Cap. 2, 3)

<< Escribe...las que han de ser después de estas >> : ¿Qué cosas son las que han de ser después de estas? (es decir, de las que ha visto y de las que son): Las que van del capítulo 4: 1 en adelante, hasta el final de la revelación.

Todo esto es clave para entender la sucesión de eventos proféticos del Libro.

Cuando la Iglesia parte a los Cielos

Al inicio del capítulo 4, El Señor le dice a Juan después de invitarle a subir al Cielo, que le iba a mostrar << las cosas que sucederán después de estas>> . Evidentemente, el Señor se estaba refiriendo a las cosas que iban a ocurrir después de que la Iglesia fuera arrebatada a los Cielos, ya que los capítulos 2 y 3 del libro, nos resumen en su conjunto, el mover de la Iglesia, protagonizado por las siete de Asia. Juan obedece, y una vez recibida toda la revelación, que no sabemos cuanto tiempo le tomaría, empieza a poner en limpio y en orden todas las cosas recibidas.  

Comentario

(V. 1-3) Acerca de la revelación de Jesucristo

<< 1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2 que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto >> : Jesús hombre, en los Cielos, recibe de parte de Dios Padre la revelación de las cosas que él deberá enviar por parte de él mismo y de su mensajero (ángel) respectivamente, a Juan, para que a su vez, éste las ponga inmediatamente por escrito. Dice Lacueva al respecto: <<…es acerca de Jesucristo en cuanto al cumplimiento escatológico de las profecías que tienen que ver con su segunda venida>> . En cuanto a toda esta cuestión, se destaca lo que tiene que ver con la Iglesia aquí en la tierra, y después en el cielo; todo lo que ocurrirá antes de la venida en gloria de Jesucristo; los juicios de Dios contra la humanidad enemiga; la destrucción de los poderes satánicos y humanos enemigos de Dios en este mundo; el Milenio; el Juicio Final; la destrucción de la muerte y del Hades; los nuevos cielo y tierra; la Nueva Jerusalén. Estas cosas <<deben suceder enseguida…>> . Estas cosas deberán cumplirse una detrás de otra una vez empiecen a manifestarse, y en el tiempo de Juan ya se habían empezado a cumplir, (nos referimos aquí a la existencia de la Iglesia), así como en nuestro tiempo.

Como ya vimos la promesa de bendición para quien lee y oye esta revelación, y pone por obra lo que dice, es un hecho. < <3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca>> : Dichosos son los que leen y oyen las palabras de esta profecía: Juan se está refiriendo con esa expresión, a todo el libro (ver también 22: 18, 19). Así pues, debemos entender que todo él es profecía de parte de Dios. Razón de más para estarle atentos. ¡Hay bendición en prestar atención a este libro! Tenemos el favor de Dios cuando obedecemos a lo que se nos manda al respecto.

 

Ese “guardar” , no es un custodiar o almacenar simplemente; significa  ( gr. terein) atesorar en el interior para después sacar provecho en abundancia. En otras palabras, se trata de oír y atesorar en el interior de nuestro espíritu, para nuestro propio crecimiento espiritual, así como para el de otros.

Cabe señalar el énfasis tan grande que el propio Libro hace acerca de las bendiciones y de las consiguientes maldiciones que hay cuando no se le presta la debida atención a lo que dice, o se le deja de lado, total o parcialmente, ¿por qué? Dios en Su Omnisciencia ya sabía que este sería un libro olvidado en cierta medida, aun por muchos cristianos. Las razones las conocemos hoy en día: Es un libro que habla de Juicio, eso no es agradable a la mente humanista, y existe demasiado humanismo en muchos sectores de la Iglesia. Es un libro que ametralla todo lo concerniente al amor a las cosas de este mundo, y hay demasiado de ello en muchos sectores de la Iglesia. Es un libro que revela el final del diablo y de todos sus demonios, y eso no le gusta al enemigo de nuestras almas. Así que parece que el diablo y la carnalidad en muchos cristianos se han puesto de acuerdo para obviar o malinterpretar, al menos parte de este libro de Dios. El libro de Apocalipsis no da lugar a ningún tipo de teología como la del “ Dominio ” ( Reino ahora ); ni tampoco con el énfasis abusivo que en ciertos sectores se hace acerca de la llamada “Prosperidad ”. Dios no permitirá que Su

( V. 4) < < 4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono>> : Tal y como Jesús le ordena en 1: 11, Juan se dirige a las iglesias de Asia. Estas siete iglesias representan, no sólo a esas siete iglesias, o a la Iglesia de aquellos tiempos, sino a la Iglesia de todos los tiempos. Estas son las << cosas que son >> a las que se refiere Jesús en 1: 19. La Iglesia, siempre está presente ante Dios. Sabemos que para Dios, la presencia de la Iglesia sobre esta tierra, está siendo sólo de dos días según Su medida del tiempo (2 Pedro 3: .

La voluntad de Dios es la de bendecir con <<Gracia y paz>> (V. 4) a la Iglesia Universal. Esa bendición viene de parte de Dios Padre e Hijo (del que es y que era y que ha de venir); es el Hijo el que ha de volver físicamente. También esa bendición viene de los <<siete espíritus que están delante de su trono>> . Este es el Espíritu de Dios en sus múltiples manifestaciones de su perfección y plenitud. Esta forma de presentar al Espíritu Santo la recoge también Isaías 11: 1, 2. El número siete representa perfección espiritual.

(V. 5) <<... 5 y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre>> : La salutación, la gracia y la paz, también vienen de Jesús como hombre exaltado (el cual sigue existiendo y existirá). El es el <<te stigo fiel>> (ver Jn. 18: 37; Ap. 19: 10) . El es el rey de reyes. El es el que por amor a nosotros, nos libertó de nuestros pecados con su sangre,

(V. 6) <<y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre...>> : La traducción literal del griego es: <<y nos hizo un Reino; sacerdotes para Dios, su Padre>> . Por lo tanto, nos habla de un reino sacerdotal (ver 1 Pedro 2: 9). En Exodo 19: 6, leemos: <<Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa>> . Esto nada tiene que ver con enseñorearnos de las naciones como algunos enseñan derivando su doctrina de la llamada “ Teología del Dominio”, por interpretar ese versículo como que los cristianos somos literalmente reyes en este mundo. Esto no será así mientras dure esta dispensación. No podemos adelantar el Milenio antes de tiempo.

(V. << 8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso>> : Este es Dios, tanto el Padre como el Hijo, ya que los dos son Dios. No obstante, vemos aquí la manifestación más bien del Hijo, porque el que << ha de venir>> es Él.

(V. 9-11) Introducción de la experiencia de Juan

( V. 9) << 9 Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo >> : Esta es la explicación que Juan nos da de lo que le había ocurrido cuando estuvo preso en un lugar determinado, Patmos. La narración de los hechos la da desde otro lugar, posiblemente desde Efeso, a 35 Km. de la isla de Patmos. Ahora, es interesante cómo se refiere Juan a ese lugar. Es evidente que esa isla era prácticamente desconocida para la mayoría, ya que no dice “estaba en Patmos”, sino: <<estaba en la isla llamada Patmos…>> . Le fue menester dar una aclaración extra acerca de su ubicación en cuestión; un lugar sumamente remoto, apartado y olvidado. Allí estaba ese hombre de Dios, abandonado del mundo, pero no del Señor.

Juan se presenta a sí mismo como << nuestro hermano>> en la fe, y copartícipe nuestro, es decir, de todos los creyentes de todos los tiempos, en la << tribulación>> . Esa tribulación, del griego <<zlipsis>> , comporta la idea de: Presión, apretura, rechazos, despropósitos, sufrimiento, dificultades e incluso prisión,  tortura y muerte; en este caso, padecimientos por la fe cristiana. En aquel entonces, la Iglesia se hallaba en un tiempo de dura persecución, procedente del perverso emperador romano, Domiciano. El propio Juan, anciano ya, era una de las víctimas de la persecución desatada.

Aquí empieza Juan a explicar lo que le ocurrió en ese << día del Señor >> (1.10) en un lugar determinado, la isla de Patmos, donde estaba preso << por causa de la Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo>> . Evidentemente, por causa de vivir la Palabra de Dios y de ser fiel testigo de Jesucristo a ojos de todos.

La isla de Patmos era un lugar de destierro y prisión para los enemigos del Imperio Romano. Una isla desértica junto a la costa de Asia Menor, cerca de Efeso.

(V. 10, 11) << 10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor...>> : Juan estaba orando; estaba en la presencia del Señor. << Estar en el Espíritu >>, es permitir que el Espíritu Santo se manifieste y se comunique con el espíritu del creyente. Juan estaba en verdadera comunión con el Señor <<en el día del Señor>> . En ese contexto, todos los días son el día del Señor. Aquí no está hablando de que era sábado ni domingo, necesariamente, sino de que ese era el día el cual Dios escogió para manifestarse a Juan, como lo hizo.

<<... y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, 11 que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último>> : En ese momento, Juan oyó una potente voz detrás de él. ¿Por qué tras de él? Tenemos un precedente en la Palabra, en el libro de Ezequiel: << Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo , que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar> (Ezequiel 3: 12). Esa voz del << Alfa y la Omega >>, buscaba captar toda su atención. También se manifestaba desde su espalda dando a entender que el mismo Dios le “guardaba las espaldas”; allí donde Juan no podía ver ni defenderse de cualquier ataque a traición por parte del enemigo de nuestras almas: < <El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende>> (Salmo 34: 7) . A pesar de que estaba preso por mano de hombre, Dios le tenía verdaderamente protegido. Esa voz como de trompeta, que sonaba potente como un shofar (cuerno de carnero), le decía: << Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea>> : Juan explica lo que Dios le mandó que hiciera: Escribir en un rollo de papiro o pergamino (los libros de entonces) lo que estaba viendo; y esto es justamente lo que hizo. Entonces, la voz le ordena que una vez escrito todo, lo envíe a las siete iglesias de Asia, las cuales describe por nombre. Por extensión, este mensaje escrito debía de llegar, pasados los años y los siglos, a todos los creyentes de todas las edades; por eso, a nosotros nos ha llegado, porque no sólo era para aquellas siete iglesias, que por cierto ya no existen, sino para todos los pertenecientes a la Iglesia de Jesucristo de todas las edades. Según el sentido del griego Koiné , <<lo que ves>> se refiere no sólo a lo que está viendo en ese momento, sino a toda la revelación completa; a todo el libro en definitiva.

¿Por qué enviar ese mensaje a esas siete iglesias de Asia, y no a las demás de la época, y además con carácter de urgencia?: Porque debía ser a SIETE iglesias, lo que implica perfección divina y profética; es decir, que en realidad está enviando el mensaje a todas las iglesias (ni que decir tiene que ese libro llegó a todas las iglesias del Señor). Porque esas siete iglesias de Asia estaban bajo el apostolado directo de Juan en aquel tiempo, y no las otras.

(V. 12-16) Lo que vio Juan

(V. 12) << 12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro>> : La reacción natural de Juan fue la de volverse para ver quien era el que le estaba hablando. Lo que vio fueron siete candeleros (mejor traducido: Siete candelabros). El mismo Señor dará explicación más tarde de lo que significan esos siete candelabros de oro.

(V. 13) << 13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro>> : Aparece un ser semejante al Hijo del Hombre. Este es Cristo glorificado. Dice como va vestido. Va vestido como Sumo Sacerdote y como Rey. La túnica es la vestimenta del Sumo Sacerdote, y el cinto de oro es propio de la nobleza real (ver He. 4: 14, 15; Ap. 19: 16). El cinto de oro le ciñe el pecho, esto es señal de alta dignidad.

(V. 14) << 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve…>> : La extrema blancura de su cabeza y sus cabellos simbolizan la eternidad, y corresponden a la descripción que en Daniel 7: 9 se da del << Anciano de días >>. También simbolizan la santidad, la pureza completa y la autoridad del Rey (Is. 1: 18; Dn. 7: 9).

(V. 14b) <<… sus ojos como llama de fuego >> : Los ojos como fuego llameante, los cuales evocan el hecho de que nuestro Dios es fuego consumidor (He. 12: 29), que consume la impiedad. Su mirada no la pueden sostener los impíos.

(V. 15) << 15 y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno…>> : Sus pies parecidos al bronce bruñido, que es incandescente como en un horno, nos habla del tremendo poder de Cristo para pisotear a los demonios y sus obras (ver Lc. 10: 19).

(V. 15b) <<… y su voz como estruendo de muchas aguas>> : Su voz era tan potente como el sonido de una catarata. Ezequiel también la describe de forma similar: <<... como sonido de muchas aguas, como la voz del Omnipotente>> (Ezequiel 1: 24) . La potencia de su voz nos habla del poder y de la autoridad de Su Palabra.

 

(V. 16) << 16 Tenía en su diestra siete estrellas>> : La mano derecha es la mano del honor, del poder y de la autoridad. Las lleva en su puño (del hebreo <<beyad>> ), es decir, en la mano con poder. ¡Nadie puede arrebatarlas de su puño cerrado! Veremos más adelante qué son esas siete estrellas.

(V. 16b) << …de su boca salía una espada aguda de dos filos>> : De su boca estaba saliendo una espada de dos filos. Había dos tipos de espada en aquel entonces. La espada corta o <<májaira>> (Ef. 6: 17; He. 4: 12), -daga para el combate defensivo cuerpo a cuerpo-bisturí de dos filos; y la espada larga o <<romfaía>> ; espada de ataque a campo abierto. La espada que sale de la boca del Hijo del Hombre es la larga, con ella << pelea>> (2: 16), << hiere a las naciones>> (19: 15), << mata>> (19: 21). Es espada para destruir a los enemigos de Dios.

(V. 16c) <<… y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza >> : Su rostro resplandece con toda fuerza imaginable de luz. Juan, al no encontrar otro ejemplo, lo compara con la fuerza del sol en su cénit. Cristo es el Sol de justicia (Mal. 4: 22). Cristo es la Luz verdadera (Jn. 1: 9); la Luz de este mundo (Jn. 8: 12). Cristo es La luz que da vida.

(V. 17-19) La reacción de Juan / la orden

( V. 17) << 17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies …>> : Juan no está viendo en aquel momento al Jesús de cuerpo mortal que <<habitó entre nosotros>> (Jn. 1: 14). En ese momento, ante él, tiene al Señor de señores glorificado, con tremenda gloria y majestad. Esa es la razón por la cual el discípulo amado, el que recostaba su cabeza en el regazo de Jesús cayó <<como muerto a sus pies>> . No obstante, a pesar de presentarse en gloria y poder, no puede ni quiere nuestro Cristo despojarse de su condición de Buen Pastor. Juan está humanamente abandonado y solo, y ahí aparece Jesús, el Buen Pastor, como si no hubiera otro ser humano en el mundo, sino sólo Juan, dándole toda la atención y cuidados. De esta manera vemos, una vez más, como nuestro Dios se preocupa por cada uno de nosotros.

(V. 17b) << …Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas…>> : Cariñosamente, Jesús pone su mano derecha sobre él en señal de afecto, protección, fuerza y consuelo. Las palabras de Jesús son consoladoras: <<No temas>> . Evidentemente, en aquel momento Juan estaba asustado. Jesús le da motivos para no temer:

( V. 17c) Le dice: <<Yo soy el primero y el último>> . En otras palabras, << Yo soy Dios>> (ver Isaías 41: 4; 43:10; 44: 6; 48: 12). Ver también 22: 13.

(V. 18) Le dice: <<y el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos>> . En otras palabras: Soy Jesucristo, el que anduvo sobre la tierra; entregó su vida por los hombres, y volvió a vivir para siempre.

(V. 18b) Le dice: <<Y tengo las llaves de la muerte y del Hades>> . Le habla de su victoria frente al diablo (ver Hebreos 2: 14, 15). El diablo podrá todavía estar encima de este mundo (1 Jn. 5: 19), pero ya ha sido desprovisto de la autoridad sobre la muerte y el infierno.

(V. 19) << 19 Escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas>> : Como ya vimos al principio, aquí es donde el Señor en persona le da la orden a Juan de que ponga por escrito las cosas: Que acaba de ver, las que son (acerca de la Iglesia), las que han de ser después de que la Iglesia parta. Recordemos de nuevo que, las cosas << que han de ser después de estas>>, son las mismas que el Señor desde el Cielo reitera a Juan en 4: 1.

(V. 20) El misterio doble, desvelado

<< 20 El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias>> : El Señor pasa a revelarle el misterio doble; el de las siete estrellas que ha visto en su diestra, y el de los siete candelabros.

Las siete estrellas son los siete ángeles correspondientes a las siete iglesias. Evidentemente, no puede tratarse de ángeles celestiales. No tiene ningún sentido, además de no ser posible, el enviar un escrito a los ángeles del Cielo, o a ángeles tutelares de las iglesias, ya que los ángeles son seres exclusivamente espirituales. Entonces, ¿quiénes son esos ángeles? En griego, la palabra que se traduce por <<aggeloi>> , no sólo tiene el significado de ángel, sino de <<mensajero>> , <<enviado>> o <<representante>> . En el libro de Hageo, a éste, se le denomina como <<ángel>> en Hageo 1: 13, al decir que era un enviado de Jehová. Hageo fue enviado al pueblo de Israel para pastorearlo y dirigirlo en la autoridad de Dios como profeta de Dios. En Filipenses 2: 25, Epafrodito es denominado dirigiéndose a los Filipenses como su mensajero (ángel) . Ver también 2 Corintios 8: 23, 24. Por lo tanto, hay que concluir diciendo que los ángeles de este contexto son los responsables de cada una de las iglesias, y por extensión, los responsables de todas las congregaciones de Cristo de todas las edades de la Iglesia. Según nos escribe Watchman Nee acerca de esos responsables o pastores de las iglesias: <<Se les simboliza en la forma de estrellas delante del Señor, porque las estrellas dan luz; por tanto, muestran las condiciones espirituales de varias iglesias. Y finalmente, las estrellas que se hallan en la mano del Señor, quiere decir que son usadas por Él y se les da autoridad>> .

Acerca de los siete candelabros, no hay duda alguna, corresponden cada uno a cada iglesia. La luz que desprenden es la misma presencia del Espíritu Santo en cada uno. Para que Cristo sea el Señor de una congregación, deberá tener esa congregación, espiritualmente hablando, un candelabro, y éste, iluminando con la luz y el fuego del Santo Espíritu de Dios; de otra manera, esa congregación, no es de Cristo aunque lo pareciera o se llame a sí misma así.

 

A causa de este <<sacerdocio real>>, tenemos autoridad espiritual para pelear contra los poderes de las tinieblas en el nombre de Jesús (Ef. 6: 12; Lc. 10: 19; Mc. 16: 17, etc.); pero nunca contra los hombres.

<<... a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén>> : Jesucristo recibe la gloria y el imperio por siempre. Jesucristo es Dios, ya que sólo a Dios se le ha de dar la gloria.

Acerca de Su venida en gloria

(V. 7) << 7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén>> : El apóstol enfatiza todo lo que puede el hecho de que Jesús vuelve en gloria a este planeta (no es este el arrebatamiento de la Iglesia, el cual se realiza antes). Zacarías profetizó acerca de ese evento diciendo: < <...y mirarán a Mí , a quien traspasaron , y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito>> (Zacarías 12: 10). Para entonces, la Iglesia, habiendo sido ya sacada de este mundo, vuelve juntamente con el Cristo triunfante a juzgar este mundo; de ahí la expresión <<viene con las nubes>> . Ante el concilio que le juzgaba, Jesús dijo: <<Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo >> (Mateo 26: 64). <<... y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén>> : Este texto tiene su cumplimiento en Ap. 6: 15-17. Esa << lamentación >> es temor y terror culpable respectivamente por haber rechazado al Mesías en su momento, y verle ahora, no como Corderito (Ap. 5: 6), sino como León (Ap. 5: 5).

 

Iglesia asiente ni siquiera un pie en este mundo (como ocurrió con Abraham - Hchs. 7: 5), hasta que el reino de este mundo llegue a ser de nuestro Señor y de su Cristo (Ap. 11: 15); ¡nuestra ciudadanía está en los cielos! (Fil. 3: 20), no está en esta tierra.

<<… porque el tiempo está cerca>>: En griego existen dos palabras para definir tiempo: Khronos y Kairós . La primera nos habla del tiempo cronológico, y la segunda nos habla del tiempo en cuanto a ocasión, sazón, oportunidad. La palabra traducida por tiempo aquí, es kairós . Por lo tanto, nos está hablando no de tiempo cronológico sino de tiempo tal y como lo entiende Dios. Como dice Lacueva: <<La expresión “cercano” indica proximidad desde el punto de vista de la revelación profética, no que el suceso haya de ocurrir necesariamente de inmediato>> . De hecho, en el tiempo en que Juan recibe la Revelación, esta ya estaba aconteciendo, (el avance de la Iglesia), y seguidamente, justo después de que esta parta a los cielos, todos los sucesos relatados del capítulo seis en adelante. En tiempo profético, una cosa va tras de la otra sin ningún tipo de paréntesis.

(V. 4-8) Salutaciones a las siete iglesias (implícitamente, a la Iglesia universal)

 
  Hoy habia 4 visitantes (6 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página! Toda copia de material debe ser previa autorización.  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis